Es muy versátil, un gran aliado contra la diabetes y la hipertensión, combate el colesterol y tiene gran poder para perder peso. ¿Sabes de qué ingrediente hablamos? Del vinagre. ¿Lo adivinaste?
Pese a sus bondades hace tiempo que te pasaste su versión balsámica, porque te parece más dulce, más denso… Que te gusta más, está claro. Y eso que quizás desconoces sus propiedades.
¿Sabías que es antiguamente se usaba al vinagre balsámico para problemas óseos y combatir el reuma, frotando la zona dolorida directamente con el líquido? En la actualidad se dice de él que:
Rico, rico. Lo cierto es que conserva muchos de los nutrientes de la uva. Rico en minerales, contiene calcio, hierro, magnesio, fósforo, potasio y manganeso. ¡Toma ya!
Un bálsamo de salud y juventud. El balsámico contiene polifenoles, conocidos como agentes anticancerígenos, y se cree que podría llegar a ser bueno para regular los niveles de azúcar en sangre. También es bueno para el corazón y el sistema circulatorio, bajo en sodio, en grasas saturadas y no contiene colesterol. Asimismo se valora por su riqueza en antioxidantes, especialmente en sustancias que combaten la acción de los radicales libres.
Digestivo y diurético. El potasio que contiene el vinagre balsámico ejerce una buena acción diurética en el organismo. Además, gracias a sus enzimas, está considerado como un ingrediente sumamente digestivo.
Adelgazante. La suma de estas tres propiedades —diuréticas, digestivas y antioxidantes— inducen a creer que puede ayudar al organismo a quemar grasas.
Desinfectante natural y un bálsamo de belleza. Se carga el moho tóxico, las bacterias y otros gérmenes. Ayuda a restaurar los niveles naturales del “ph” o la acidez en el cuerpo humano. Históricamente se ha usado para combatir el acné, para baños de asiento y como producto capilar.
Con tal derroche de virtudes, este verano no dejes de poner un vinagre balsámico en tu vida ¡Vas a triunfar!