Hay diferentes tipos de aceites así como otras grasas vegetales y animales que sirven de base para las gastronomías del mundo. Pero si tenemos que quedarnos con una de ellas por su vertiente saludable, su versatilidad en cocina y su inigualable sabor en crudo esa es, sin lugar a dudas, el aceite de oliva virgen extra.
Es un producto natural, puro zumo de aceituna, rico en grasas insaturadas y antioxidantes, que ayuda a reducir el colesterol y ofrece beneficios en materia digestiva, inmunológica y antiinflamatoria. Propiedades que, además de deliciosas, son muy fáciles de llevar a tu dieta del día a día por sus inagotables usos en recetas caseras. ¿Cuáles? Te lo contamos.
Nunca una fritura supo tan bien. Sabemos que no debemos abusar de los fritos pero tampoco podemos demonizar este método, ya que todo depende de si usamos o no un producto de calidad. El aceite de oliva virgen extra no solo soporta las altas temperaturas de una fritura sin perder sus propiedades, sino que, además, forma una película en los alimentos que hace que no queden cocidos sino crujientes. ¡Notarás la diferencia hasta en unas sencillas patatas fritas! Eso sí, toma nota de cómo se hace una fritura perfecta.
De la sartén al horno. Sofritos, confitados, salteados, asados… el aceite de oliva virgen extra es el gran comodín en la cocina. Olvídate para siempre de cubrir la fuente de mantequilla, ya que no solo hará la misma función sino que, además, potenciará el sabor de todos los jugos.
Con las manos en la masa. El aceite de oliva virgen extra es un excelente sustituto de la mantequilla en masas, tanto si se trata de recetas dulces como de saladas: crepes, blinis, bizcochos, galletas… Elige preferiblemente aceites de la variedad hojiblanca o arbequina, ya que son menos potentes de sabor y más adecuadas en este terreno. La equivalencia es, aproximadamente, por los 100 g de azúcar que emplearías, unos 85 g de aceite de oliva virgen extra. Si quieres algunas ideas más para sustituir la mantequilla no dejes de repasar este post.
Ensaladas top. Tanto si son en versión ligera como si no lo son tanto, el aceite de oliva virgen extra siempre será un gran compañero a la hora de preparar una ensalada. Puedes aderezarla con una sencilla vinagreta (6 cucharadas de aceite de oliva virgen extra por 2 cucharadas de vinagre) a la que puedes añadir otros extras como un toque de mostaza, pimienta negra, orégano… Para algo más consistente, prueba a mezclarla con un yogur natural desgrasado y un poco de miel; con huevo, limón y sal (250 ml de aceite y una cucharada de limón por cada huevo) para conseguir una mahonesa deliciosa o atreverte con alguna de estas versiones.