Pues sí: son muchos los buenos propósitos que hacer realidad, pero el más prioritario es contar con un plan healthy. Porque no hay nada más importante que la salud. Y, ya que esta entra por la boca, te damos cinco consejitos de lo más fáciles para que te sientas muchísimo mejor. Como verás, no te costará nada seguirlos, ya que se trata de modificar ligeramente tus hábitos y aplicar un poco de sentido común, que buena falta nos hace.
1- Come cinco veces al día
Come más a menudo, pero menos cantidad. En vez de hacerlo dos veces al día (los hay que ni desayunan) y darte auténticos atracones, come algo entre horas. Así tu maquinaria digestiva no irá tan forzada. Ah, y haz caso del dicho popular: “Desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Por supuesto, siempre siguiendo una dieta equilibrada: no vale hacer trampa comiendo cinco veces al día pero echando mano a las patatas fritas de bolsa.
2- Compra productos ecológicos
No solo tienen mucho más sabor, sino que resultan más saludables al carecer de “aditivos”, ya sean antibióticos (en el caso de la carne) o herbicidas y pesticidas (en el caso de frutas, verduras, legumbres y hortalizas). Así que, cuanto más sano, mejor: tu cuerpo y tu paladar lo agradecerán. ¿Más caro? Sí, pero… ¿te has preguntado alguna vez cuánto vale tu salud?
3- Bebe agua
Hidratarse es muy importante, así que los expertos recomiendan beber un par de litros de agua al día (ojo, que aquí incluimos el agua que llevan los alimentos): unos 30-40 mililitros por cada kilo de peso de una persona. Así que, si pesas 70 kilos, deberías ingerir 2.100-2.800 mililitros de agua al día. Un buen consejo es beber un vaso de agua por la mañana, justo al levantarse, para activar el organismo. ¡Y a comerse el día!
4- No te cortes con el aceite de oliva virgen extra y los frutos secos
El aceite de oliva virgen extra es de lo más saludable que encontrarás en una cocina. Es anticancerígeno, ayuda a controlar el colesterol, potencia el sistema inmunitario, funciona como antiinflamatorio… En fin, un amor. Va de maravilla, por ejemplo, con cualquier ensalada (plato healthy por excelencia). En cuanto a los frutos secos, tres cuartos de lo mismo: aportan minerales (magnesio, fósforo, potasio, calcio y hierro), oligoelementos (zinc y selenio, con propiedades antioxidantes), vitaminas, grasas saludables, proteína vegetal, mucha fibra… ¿Qué tal si los comes en vez de snacks como las cortezas de cerdo, o bien para matar el gusanillo entre horas?
5- ¡Haz deporte, por el amor de Dios!
Mueve ese cuerpecito serrano que tienes. No se trata de que te machaques en el gimnasio ni de prepararte para correr una maratón, sino de dedicar al menos media hora al día a caminar ligero, por ejemplo; o de subir escaleras siempre que puedas en vez de coger el ascensor, o de andar un rato en lugar de desplazarte en autobús. Porque, por muy bien que comas, si luego no lo quemas serás un/a “fofisano/a”; muy healthy, sí, pero “fofisano/a” al fin y al cabo.