Cuidado. Van a por ti. Hay macarrones y espaguetis acechándote en las esquinas, deseosos de tomarte el pelo. Estamos hablando de la pasta de mala calidad. La encontramos por todas partes, incluso en los lugares más inesperados, y en muchas ocasiones, maldita sea, consigue engañarnos.
Evitar la pasta de mala calidad es fundamental para lograr platos espectaculares, ya que es la base de muchas receta y de su calidad dependerá, en definitiva, el resultado final. ¿Cómo burlar a penney fusillimalotes y quedarnos con los buenos? Pues siguiendo estos consejos.
Empieza por completar la frase: La pasta de buena calidad…
… quedará compacta y elástica, incluso muchas horas después de la cocción. La buena pasta se mantiene al dente bastante tiempo: ni se ablanda ni se seca.
… una vez cocida, no presenta una capa harinosa en la superficie, algo típico (¡sí!) de las pastas modestas.
… es porosa a la vista, lo que le permite absorber el agua de manera uniforme y, por lo tanto, quedar al dente.
… una vez cocida, la buena pasta apenas deja residuos en el agua de cocción, que sale prácticamente limpia, ya que no pierde almidón en el proceso.
… se cuece de manera uniforme.
… presenta un grosor también uniforme.