Adiós, excesos veraniegos. Hola, vida sana. Volver a una dieta equilibrada tras los excesos de las vacaciones parece misión imposible, pero no lo será si empezamos por estos tres sencillos pasos:
Por la mañana…
Olvida aquellos dulces típicos del lugar en que hayas estado de vacaciones, el desayuno saludable es tan sencillo como delicioso: basta un buen pan integral (prueba el de cereales, que es un derroche de sabor), un chorro de aceite de oliva virgen extra, un toque de sal y, si lo deseas, unas rodajas de tomate, aguacate o ambas cosas. Puedes completar el festín con un toque de queso fresco y te aseguramos que no vas a echar de menos los excesos dulces de las últimas semanas.
¿Un truco para tener siempre pan fresco y delicioso? Guárdalo en el congelador y descongélalo directamente por las mañanas en la tostadora.
A mediodía…
Tu nueva amiga se llama ensalada. Está muy rica y es mucho más versátil de lo que podías imaginar mientras devorabas platazos XXL acompañados de salsas ultracalóricas. Toma nota: arroz, pasta, quinoa, cuscús, lentejas, garbanzos, coliflor, patata… Hay mil posibilidades para la base, que se puede aderezar con todo tipo de frutas, verduras y hortalizas. No olvides completar la ensalada con un chorro de aceite de oliva virgen extra y un puñado de frutos secos a tu gusto.
Por la noche…
He aquí otra nueva amiga: se llama crema y puede ser de cualquier cosa. Calabacín, zanahoria, guisantes, brócoli, coliflor, acelgas, espinacas, col… Mezcla las verduras a tu antojo y corónalo con un chorro de aceite de oliva virgen extra. Acompaña el banquete con un poco de proteína procedente de pescado o carne a la plancha. ¡Más healthy, imposible!
