El bizcocho de yogur es ese clásico al que todos hemos recurrido con hijos o sobrinos una tarde tonta de lluvia, y que da de desayunar a tantos hogares.
Es económico, fácil y rico. Generalmente tenemos en casa los ingredientes necesarios para prepararlo, se congela bien y gusta a todo el mundo. Y una vez que le hemos pillado el truco, casi podemos hacerlo con los ojos cerrados. ¿Cómo no amarlo?
Pues lo amaremos todavía más si lo tuneamos cambiando algunos de sus ingredientes típicos por otros que nos proporcionarán una versión original del clásico. En el caso de que lo prepares con leche, sustituye esta por bebida vegetal. Unta el molde con aceite de oliva virgen extra en lugar de mantequilla y verás qué sabor le da. Y prueba a sustituir parte de la harina por harina de garbanzos y el azúcar blanco por dátiles o azúcar de abedul, que son mucho más sanos. ¡Una fiesta de sabores!