Cocinar pasta es fácil pero, para que quede perfecta, hay que seguir unos cuantos pasos precisos. Con los trucos indicados, directamente sacados de las reglas del arte culinario italiano, te quedará ‘al dente’.
- 1. Last minute, siempre. Es imprescindible cocinar la pasta en el último momento, justo antes de servirla.
- 2. Agua, agua y más agua. Cuenta 100 g de pasta para 1 litro de agua.
- 3. ‘Chup-Chup’. Lleva el agua a ebullición a fuego vivo.
- 4. Con salero. 10 g de sal para 100 g de pasta para 1 litro de agua. Esas son las medidas perfectas. Echa la sal cuando hierva, antes de echar la pasta, reduciendo un poco la intensidad del fuego. Si te has pasado coloca una patata en la cacerola: la absorberá. Si te ha quedado sosa, compénsalo con la salsa, NUNCA en el agua de cocción o en la pasta.
- 5. Ni una gota de aceite… todavía. PROHIBIDO echar aceite en el agua de cocción. La grasa impide que, a posteriori, la salsa cubra adecuadamente la pasta. Única excepción: las lasañas (sólo si no es pasta de buena calidad), ya que el aceite evitará que las láminas se peguen entre ellas.
- 6. En este preciso instante… Calcula 85 g de pasta cruda por persona (100 g si no vas a añadirle ninguna salsa) que echarás cuando empiece la ebullición y remueve inmediatamente. Si la pasta es ‘corta’, viértela en forma de ‘lluvia’. Si la variedad es ‘larga’, sumérgela a medida que se ablande.
- 7. Tiempo de cocción. Varía según las formas y las variedades pero no tiene secretos: sigue las indicaciones que figuran en el paquete. Si quieres servir la pasta fría, prolóngala de uno a dos minutos.
- 8. Al aire libre. Nunca tapes el cazo durante la cocción.
- 9. Remover bien. Y a menudo. Aproximadamente cada tres minutos, con una cuchara de madera si se trata de pasta corta y con un tenedor de madera para las familias largas.
- 10. La prueba de fuego. Un minuto antes de finalizar el tiempo de cocción, prueba la pasta. Si su textura es tierna externamente pero ligeramente resistente en el interior está al dente. ¡Bravo!
- 11. ¿Cómo escurrir? Siempre en un escurridor clásico. Conserva dos cucharas soperas de agua de cocción: puede servir para diluir la salsa o al saltear la pasta en una sartén.
- 12. Aclarar o no, esa es la cuestión… Aclarar la pasta le hace perder el almidón que ayuda la salsa a adherirse a macarrones y otras variedades, por lo que mejor no hacerlo (especialmente si es pasta de buena calidad). Sí se pueden pasar por agua fría las pastas que cocinaremos al horno (lasañas, canelones…) o que se servirán en ensalada, ya que permite parar en seco su cocción.
- 13. El toque de gracia. Recién escurrida y al natural, si no vas a añadirle ninguna salsa, échale un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
- 14. Salsear. Vierte la pasta en la salsa calentada previamente y no al revés para que el reparto quede más homogéneo.
- 15. ¡Rápido, rápido! Sírvela inmediatamente para que conserve todas sus virtudes.