Tú, que te has empeñado en llevar una vida sana, que haces ejercicio, que intentas comer bien y seguir una dieta saludable, que incluso bebes esos batidos bío, eco, organic o como quieran llamarlos (y si llevan algún superalimento, bates palmas con las orejas).
Tú, sí, tú: ¿alguna vez has pensado que tienes a mano un ingrediente esencial para una dieta saludable, llamado aceite de oliva virgen extra? Porque resulta difícil encontrar un producto como este, tan bueno para el paladar (¡si es que pide mojar pan!) y para la salud.
Existen estudios científicos a porrillo que demuestran sus beneficios para el organismo. Una cucharada diaria de aceite de oliva combate los procesos inflamatorios que puedan afectar a los vasos sanguíneos, lo que contribuye a disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades circulatorias como la arteriosclerosis. Al contener ácido oleico (ácido graso monoinstaurado), ayuda a reducir el colesterol LDL (malo) y aumentar el HDL (bueno). Protege el estómago y su mucosa, así que facilita que las úlceras cicatricen bien y reduzcan su tamaño. También evita el estreñimiento.
Además, un estudio reciente de la Universidad de Barcelona ha descubierto que potencia las cualidades de otros alimentos. Según dicho estudio, cocinar las hortalizas del sofrito con aceite de oliva virgen extra favorece la liberación de los compuestos bioactivos que estas contienen, ya que se desplazan hacia el aceite durante la cocción. Esto facilita la absorción y la bioactividad de dichos compuestos (unos 40 compuestos fenólicos diferentes y carotenoides, que reducen el riesgo cardiovascular y de sensibilidad a la insulina).
Así que ya lo sabes, puedes incorporarlo a tu dieta sana en cualquier plato, desde una ensalada a un gazpacho, un postre, quesos… Porque es el alimento saludable más versátil del mundo. ¡Aprovéchalo!