Recalentar la pasta siempre ha sido misión imposible, pues la idea es no estropear un plato te explicamos un truco para evitar esa textura blandengue.
Calienta la pasta en la sartén a fuego medio-bajo con un chorro de aceite; si quieres asegurarte de que no quede seca, puedes añadir también un chorro de agua.
Otra buena opción es calentarla en el horno a fuego bajo, lo que incluso te permite gratinarla con un poco de queso.
También puedes aprovechar para darle vida añadiendo nuevos ingredientes. Si tenías una pasta con tomate y albahaca, ¿qué te parece añadirle unas setas salteadas y un poco de salchicha? Complétalo con un gratinado al horno y quedará espectacular. ¡Y en pocos minutos! ¡Ñam!