Lo decimos, lo repetimos, nosotros y el montón de estudios que así lo avalan no nos cansamos de contarle al mundo lo bueno que es el aceite de oliva: una grasa 100% vegetal, cargada de ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes naturales, que aporta muchos más beneficios de los que seguro conoces.
Regula el colesterol
El aceite de oliva está formado principalmente por ácido oleico, un ácido graso monoinsaturado que no solo aumenta el colesterol «bueno» (HDL), sino que ayuda a reducir el colesterol «malo» (LDL). ¿Por qué esto es tan importante? Porque mientras el primero es el encargado de llevar el colesterol al hígado para ser eliminado, el segundo lo transporta del hígado a los tejidos, haciendo que se acumule en las paredes de las arterias y pueda acabar provocando trombosis, infartos de miocardio o ictus.
Mejora la salud cardiovascular
Por todo lo anterior, se puede afirmar que el aceite de oliva favorece la salud cardiovascular. Su consumo, sin embargo, también es beneficioso en casos de diabetes, hipertensión y obesidad; afecciones que ocupan, junto al colesterol, los primeros puestos en la lista de factores de riesgo para enfermedades relacionadas con el corazón y el sistema circulatorio.
Protege frente al envejecimiento celular
Otro de los grandes beneficios del aceite de oliva es su capacidad antioxidante. En su composición hay unos elementos llamados polifenoles que ayudan a luchar contra los radicales libres y la oxidación de las células. Ya que envejecemos porque nos oxidamos, ¡hagámoslo saludablemente!
Cáncer de mama
«Unas cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra al día reducen hasta dos tercios el riesgo de desarrollar un cáncer de mama.» Esta es una de las conclusiones que PREDIMED arrojó tras llevar a cabo sus estudios de prevención con dieta mediterránea. El aceite de oliva virgen extra ayuda a detener la evolución de células malignas incipientes, convirtiéndose así en un gran aliado preventivo, no solo por sus propiedades anticancerígenas sino también antiinflamatorias.
Mejora el funcionamiento digestivo
Tiene efectos beneficiosos sobre la secreción gástrica, pancreática y biliar. Ayuda al tránsito digestivo y mejora las dolencias relacionadas con el reflujo ácido, siempre y cuando se trate de casos esporádicos. Si, por el contrario, se da de forma continuada, es recomendable acudir al médico ya que la acidez puede ser síntoma de afecciones más graves vinculadas con el aparato digestivo.
