¿Existe relación entre lo que comemos y nuestro estado de ánimo? ¿Puede nuestro humor llegar a afectar lo que comemos? La realidad es que la alimentación juega un papel fundamental en nuestras vidas y gran parte de nuestro estilo de vida gira alrededor de eventos que incluyen comida. Con solo pensar en una fiesta, una boda, el nacimiento de un bebé, la alegría se celebra con comida; una reunión de amigos o de trabajo normalmente se realiza en un restaurante; si estamos tristes o deprimidos, en muchos casos también se recurre a la comida.
Biológicamente la comida tiene un papel importante, es normal que durante el día tengamos la sensación de hambre/saciedad; para algunas personas suele ser normal tener hambre, mientras que otros prefieren comer menos veces. Sin embargo, se ha comprobado que mientras más horas de ayuno se pasen o más nos saltemos comidas, se puede llegar a tener un sentimiento de preocupación por la comida, desconcentración y pérdida de memoria, alteraciones de humor, depresión, irritabilidad y ansiedad.
Por otro lado, el llevar una dieta sin carbohidratos, afecta la producción de serotonina, un neurotransmisor que es responsable del humor, apetito y sueño, por lo que si no se come suficientes carbohidratos podríamos tener un peor humor, más hambre o no quedar satisfechos y tener alteraciones en el sueño.
Para evitar que en un momento estemos de lo más felices y activos y al siguiente tristes y cansados, hay que procurar escoger alimentos que se digieran lentamente, pan integral, avena, arroz basmati, etc.
Tenemos que recordar que somos humanos y el que comamos no va siempre relacionado a apetito, ya que de cierto modo alimentamos el cuerpo pero también el alma, pero tampoco hay que abusar lo que al alma se le antoja y hay que reconocer cuando comemos por emociones y encontrar un balance entre lo nutritivo y los antojos, y ser flexibles en nuestras decisiones.