Aceptémoslo… Nos guste o no, en otoño las calabazas nos invaden. Tal vez en forma de crema de calabaza sí que nos gusta, pero como parte de la parafernalia de Halloween igual no tanto. Míralo de otro modo: vaciar una calabaza con tus hijos, sobrinos o primos pequeños puede resolver una tarde fría, lluviosa y larga en casa. Y tras la manualidad, podemos cocinar la pulpa restante. ¿Trato hecho?
Para ello necesitamos una calabaza redonda más bien grande, un cuchillo pequeño para las incisiones y uno más grande para la tapa, una cuchara para vaciar la hortaliza, un rotulador y un folio para diseñar la cara. Primero dibujamos y cortamos el diseño y los pegamos sobre la calabaza. A continuación cortamos una tapa un poco inclinada y la vaciamos con paciencia y una cuchara. Para acabar, repasamos los ojos y la boca con cuidado y el cuchillo pequeño. Ahora sólo nos queda poner una vela dentro, encenderla y ver el resultado. ¿Truco o trato? ¡Truco, está claro!