¿Has intentado decenas de veces llevar una vida más saludable y te resulta imposible? Ánimo, no es tan complicado. Solo con cambiar algunos hábitos notarás cómo tu cuerpo lo agradece por dentro y por fuera. Eso sí, no se trata de una operación exprés, sino de una carrera de fondo. Asimilando pequeños gestos saludables como estos verás cómo todo va sobre ruedas.
Lo primero, poner orden
Comer cada día a una hora diferente vuelve loco a nuestro organismo. Dedícale tiempo, mastica bien, no te metas a la cama según sueltas el tenedor y no descuides las cinco comidas diarias. Arranca el día con un desayuno bien completo. ¿Ideas? Aquí tienes algunas. Y aprovecha el bocado de media mañana y la merienda para tomar fruta fresca, un puñado de frutos secos o un yogur con pasas.
Hablando de fruta…
Sabemos que a veces puede resultar algo aburrida, pero no imaginas las propiedades que tiene para nuestro organismo, sobre todo si la tomamos con piel. Repasa estos artículos con ideas refrescantes con fruta, claves para usar fruta en platos salados y alternativas en forma de batidos o polos y verás que es tan versátil como divertida.
Hidrátate
El cuerpo pide agua y hay que hacerle caso. Alégrala aromatizándola, por ejemplo, añadiéndole mango y piña; algunas fresas y hojas de menta, o pepino y limón: la fruta y la verdura son alimentos que hidratan. Por otra parte, intenta evitar los refrescos carbonatados y las bebidas azucaradas.
Olvídate de eliminar alimentos
No nos cansaremos de decir que la clave para una dieta saludable está en la variedad. Eliminar los hidratos, las grasas, volverse loco con el gluten (siempre y cuando no se tenga intolerancia, claro está), con la carne o con los lácteos no es llevar buen camino. Come de todo, pero con moderación.
Con moderación
Sobre todo, los alimentos como carnes rojas (mejor que optes por carnes blancas, como la de pollo o la de pavo) o sal (las vinagretas y las especias son más aconsejables). Y elimina en lo posible las grasas saturadas en favor de las grasas insaturadas, que encontrarás en los frutos secos, el pescado azul o el aceite de oliva.
¡A la rica fibra!
La fibra es imprescindible para un buen funcionamiento del aparato digestivo, ya que todo cereal integral siempre tendrá un mayor valor nutricional por el hecho de que mantiene íntegro el grano, con su germen y su salvado. Panes, pastas o arroces en versión integral siempre serán un acierto. También encontrarás fibra en la fruta fresca, la desecada: ciruelas, pasas, etc., o verduras: la alcachofa y los espárragos, entre otras.
Más horno y menos frito
Tan importante es entender el porqué de los alimentos que debemos comer si buscamos una rutina saludable como emplear técnicas de cocina que no echen por tierra esa rutina. A la plancha, salteados y rehogados con un poquito de aceite de oliva, hervidos o al vapor, todas estas opciones son mejor que las frituras. Y lánzate a sacar mayor partido al horno con preparaciones como al papillote.