Estigmatizar las grasas está pasadísimo de moda. A estas alturas nadie pone en duda su papel fundamental para que el cuerpo funcione, sus propiedades saludables y lo necesarias que son dentro de una dieta variada y equilibrada.
Claro que para poder moverse con soltura en este discurso hay que conocer bien de qué estamos hablando y entender qué tipos de grasas existen, cuáles son buenas y cuáles debemos dejar de lado. Quedarse con la idea de que «las grasa engorda» y acabar por eliminarla de la dieta cuando el objetivo pasa por perder peso es muy sencillo. ¿Sencillo? Para nada.
Hay grasas, como las de las nueces, que no solo no engordan sino que son recomendables para combatir el sobrepeso. A priori puede parecer que un fruto seco de alto nivel calórico y alto contenido en grasa es lo menos apropiado para tal fin, pero algunos estudios, como el liderado por la Facultad de Medicina de San Diego de la Universidad de California y publicado en el Journal of the American Heart Association en febrero de 2016, han demostrado que una dieta baja en grasas se asocia con el mismo grado de pérdida de peso que una dieta enriquecida con nueces. Y no solo eso, sino que en el segundo caso se mejora considerablemente el perfil lípido.
La explicación no es otra que el tipo de grasa que contienen las nueces. Son muy ricas en ácidos grasos insaturados (saludables) con una significativa cantidad de Omega-3 y una buena dosis de antioxidantes; ayudan a reducir los niveles de colesterol malo y aumentan los de colesterol bueno, combatiendo el sobrepeso y el riesgo a sufrir enfermedades cardiovasculares.