Lo primero y más importante, que sean almejas de calidad. Y es que el secreto del éxito (la mayoría de las veces) está en el propio producto, que en este caso pasa por un buen aceite de oliva virgen extra, perejil fresco o una buena pasta, por ejemplo.
Es una receta sencilla donde las almejas son cocinadas con ajo, perejil, vino blanco y guindilla. Preparación en la que se saltea finalmente la pasta, ya cocida y bien escurrida.