Se nos ocurren muchos (buenos) motivos por los que integrar la pasta en la dieta cotidiana.
Rica en fibra y con un índice glucémico bajo, permite estar en forma, limitar los atracones entre horas y comer saludable sin complicaciones. Además, no solo existe una variedad sorprendente, sino que se puede cocinar variando las salsas, los tipos de cocción y los condimentos (echa un vistazo a nuestras deliciosas recetas). Consumida con moderación, la pasta puede convertirse en una aliada de la salud. He aquí tres grandes razones por las que comerla:
1. Para mantener la línea
A menudo cometemos el error de eliminar la pasta de nuestro menú cuando estamos a dieta. ¡Muy mal! Muchos estudios demuestran que los alimentos con almidón no están necesariamente asociados con el aumento de peso. Investigadores de Italia incluso observaron, tras estudiar a un grupo determinado de personas, que el consumo de pasta estaba relacionado con un bajo índice de masa corporal (IMC). Los participantes en el estudio comieron pasta moderadamente, combinándola con otros ingredientes típicos de la dieta mediterránea: aceite de oliva, verduras y frutas.
2. Por sus nutrientes
La pasta es una fuente de magnesio, vitamina B, proteínas y fibra, especialmente en su versión integral, y cuando se cocina al punto exacto, al dente. Por su composición, proporciona una energía que el cuerpo asimila lentamente, lo que ayuda a limitar los antojos y estimular el tránsito intestinal. Ideal, de hecho, para los deportistas.
3. Fácil de preparar y muy versátil
La pasta es una alternativa saludable y rápida que evita recurrir a comidas industriales con altos niveles de grasas y azúcares. No dudes en mezclarla con pescado, carne o verduras a la parrilla, con aceite de oliva o con salsas elaboradas con saludables bebidas vegetales o incluso tuneadas con frutos secos. Para variar, también puedes probar diferentes tipos de cocción: en sopas, en la sartén, al horno o en ensalada con tomates cherry, albahaca y virutas de parmesano.
