Si algo bueno tiene la pasta ―ya sean espaguetis, penne rigate, fusilli o farfalle― es que admite cualquier ingrediente y por lo tanto cualquier mezcla. Así que puedes utilizarla para preparar recetas de carne o de pescado. O bien un plato frío, en forma de ensalada.
Puedes mezclar la pasta con lo que quieras o incluso comerla sola. Eso sí, hagas lo que hagas con ella, no olvides el aceite de oliva virgen extra, pues realzará los sabores y aportará el punto saludable que debe tener cualquier ágape.
La mayoría de salsas para condimentar pasta cuentan con el aceite de oliva entre sus ingredientes: amatriciana, arrabbiata, boloñesa, carbonara, pesto, puttanesca… En el caso de que necesites saltearla, también te va a hacer falta. Y sin duda merece la pena echar un chorrito al servir el plato: agradecerás ese toque de color y sabor en el momento de hincarle el diente.