Suena el despertador. Lo apagas y te das la vuelta: cinco minutos más. Actúas como si no hubiese sonado y pudieras alargar el sueño indefinidamente. Vuelve a sonar. Oh, no, un rato más. Lo apagas de nuevo y sigues durmiendo, lejos de todo, debajo del nórdico. A la tercera sales volando de la cama y en un minuto ya estás en la ducha, todavía con la marca de las sábanas. De cuerpo presente, sí, pero tu espíritu sigue bajo las mantas.
Millones de personas empiezan el día de esta manera, y siempre se preguntan cómo conseguir activarse más rápido. ¿Un consejo? Combina tu café matutino con un chorro de bebida de nuez. Entre la cafeína del café o la teína del té y esa inyección de energía que da la bebida de nuez, plantarle cara al día será pan comido. ¿Por qué bebida de nuez? Pues porque en un solo trago aporta grasas cardiosaludables, proteínas, hierro e hidratos de carbono, además de un montón de vitaminas y minerales. Es decir, todos los nutrientes que necesitas para empezar el día con la energía por las nubes. ¡No te hace falta más!