Comer de táper no tiene por qué ser aburrido y monótono. ¿Por qué no pruebas a renovar tu recetario en materia de fiambreras y dejas boquiabierto al personal en el office de tu trabajo? Verás como creas escuela y acabáis comiendo mejor que en un restaurante de estrella Michelin.
Ensalada de penne al curri. Una buena manera de dar un toque oriental a esas ensaladas de pasta que siempre acabamos preparando con lo mismo es añadirle una mayonesa casera de curri, facilísima de preparar. Para elaborarla, basta con mezclar sal, pimienta, aceite de oliva virgen extra, unas gotas de zumo de limón y un toque de curri de calidad. Después simplemente tenemos que cocer los penne para que queden al dente y añadirles huevo duro, rabanitos, cebolleta, aceitunas negras y maíz dulce. ¿Un consejo? Aliña la ensalada el día anterior para que los sabores se integren.
Alitas de pollo al limón con frutos secos. Es un plato económico y resultón, muy fácil de hacer, que nos aporta todos los beneficios del pollo (una carne magra, poco calórica y muy proteica) y la inyección de nutrientes de los frutos secos. Puedes freír las alitas en la sartén, añadirles el limón y dejarlas cocer un rato más junto con el jugo, para que adquieran el sabor; por último, añádeles los frutos secos a tu gusto. ¿Qué tal pasas y piñones? Si acompañas las alitas con una patata al horno tendrás un señor plato, saludable y completo.
Ensalada de quinoa con frutos secos. ¿Aún no te has pasado a la quinoa? ¿Siempre te preparas ensaladas de pasta, arroz o lechuga? ¿O de cuscús los días que te levantas transgresor? Pues te adelantamos que, en cuanto incorpores la quinoa a tu vida, no podrás vivir sin ella. Es un cereal que pega con casi todo, supernutritivo y ligero y con hidratos de carbono de absorción lenta. ¿Una propuesta? Prepárate una ensalada con pasas, piñones, nueces, avellana tostada, tomate cherry, salmón ahumado, semillas de sésamo y un poco de queso feta. Puedes aliñarla con una vinagreta a base de aceite de oliva virgen extra, vinagre de manzana y hierbas mediterráneas.
Lasaña de espinacas y queso fresco. Hay que grabarse a fuego en el cerebro que podemos preparar una lasaña DE CUALQUIER COSA. Sí, sí, de cualquier cosa. Que la lasaña es ese cajón de sastre en el que podemos meter todas las verduras que nos quedan en la nevera y crear un plato completo, consistente y saludable que será la envidia de esos compañeros con sus libritos congelados. Una buena idea es prepararla de espinacas con queso fresco y frutos secos. Basta con pasar los ingredientes por la sartén (cocinamos las espinacas previamente al vapor), preparar una bechamel ligera a base de bebida de nuez y aceite de oliva virgen extra en lugar de leche y mantequilla… ¡y solo nos quedará montar la lasaña! Asegúrate de añadirle una pizca de clavo y nuez moscada, que sientan de maravilla a este gran plato.