Tanto si estás embarazada como si tienes intención de estarlo, es importante que cuides tu alimentación de manera especial. No te obsesiones con falsos mitos y sigue una dieta variada, equilibrada y saludable.
Pero también, ten en cuenta una serie de precauciones, condicionadas por los cambios que tu cuerpo experimenta durante el proceso de gestación. Te los contamos en estas claves:
Una base de dieta saludable.
Una dieta correcta durante el embarazo no es muy diferente a la que debe llevar cualquier adulto. Rica en carbohidratos complejos (pasta, arroz, legumbre), con especial atención a los cereales integrales; abundante fruta, verduras y hortalizas; baja en grasas animales, con suficiente pescado y generosa en fibra y agua.
La importancia del ácido fólico.
Esta vitamina es determinante en la formación del cerebro y la médula espinal del bebé, por lo que debemos asegurar unos buenos niveles. Lo encontrarás en el tomate, la remolacha, guisantes o espinacas.
Del calcio.
Una mujer embarazada necesita unos 1.000 mg diarios de calcio, es decir, unos 3 vasos de leche o 4 yogures. El calcio es imprescindible para la formación de huesos y dientes. Si no tiene suficiente, el feto lo obtendrá de los huesos de la madre, haciéndolos más frágiles.
Y del hierro.
Durante el embarazo el volumen de sangre aumenta, y con ello, la demanda de este mineral, que pasa de unos 15 mg diarios a casi el doble. En casos de anemia, la madre se notará más cansada y será más propensa a sufrir infecciones. El hierro de carnes rojas es mejor absorbido que el de vegetales; sin embargo, la absorción de este último se potencia si se acompaña de proteína y vitamina C.
Ácidos grasos omega 3.
Importantes para la construcción del cerebro y una excelente fuente de grasa saludable. Presentes en pescados azules, que además aportarán otro nutriente imprescindible en el embarazo: la proteína. También en frutos secos.
Selecciona los pescados:
Debido a los posibles contaminantes tóxicos presentes en pescados, se aconseja optar por especies pequeñas, como salmonetes, doradas, caballas o sardinas.
Ojo con las listerias.
Son unas bacterias que se transmiten con los alimentos y que en el caso de mujeres embarazadas el riesgo de infección es veinte veces mayor. Por ello, hay que evitar el consumo de pescados crudos y ahumados, carnes poco cocidas, quesos de leche no pasteurizada, mahonesas caseras y cualquier receta con huevo semicrudo. También es importante lavar muy bien las hortalizas.
Nada de alcohol y cuidado con la cafeína.
Ambas sustancias pasarán al bebé y las eliminará más lentamente que un adulto.