Da igual si los panellets quedan redondos, demasiado pequeños o irregulares, el resultado no es lo fundamental. De este dulce tradicional de Catalunya, Aragón, Valencia, Baleares y Andorra para celebrar la festividad de Todos los Santos, lo importante es prepararlo todos juntos. Es una actividad que sirve para cohesionar la familia y generar recuerdos que se convertirán en lugares a los que volver en la memoria adulta.
Los ingredientes básicos de los panellets no son difíciles de encontrar: almendra molida, azúcar y piel de limón. Es una receta que triunfa entre los más pequeños porque nunca falla y es muy rápida de hacer. Para ellos es como una pequeña victoria y, quizás, el primer paso para iniciarse en el mundo de la cocina.
Aquí lo importante es el proceso, los preámbulos, la ambientación, la decoración, los aplausos al ver el resultado… en definitiva, jugar todos juntos.
Y todos juntos iremos a comprar: 500 gramos de almendra marcona molida, azúcar, piñones, coco rallado, chocolate para fundir, cacao en polvo y algunas avellanas. También podemos comprar una bandeja con blonda o una caja bonita si los queremos regalar (a los abuelos o tíos por ejemplo, o si los quieren llevar al colegio para que los prueben sus compañeros de clase).
Preparamos una parte de la cocina para trabajar de manera limpia y cómoda, nos ponemos un delantal, nos recogemos el pelo (si es el caso) y nos lavamos las manos.
Primero el niño pesa 350 gramos de azúcar y mide 150 mililitros de agua. Lo ponemos todo en una cazuela un poco grande al fuego para hacer un sirope, calentándolo a fuego lento hasta que se deshaga el azúcar. Cuando el sirope esté listo (es decir, el azúcar deshecho y mezclado con el agua), le añadimos la almendra molida y lo cocemos a fuego medio, removiéndolo sin parar hasta que la masa se desengancha de las paredes de la cazuela. Esperamos a que la masa se enfríe y le añadimos la clara de huevo, reservando la yema para después. En este momento dividimos la masa en tres porciones.
Ponemos los piñones en un bol y dejamos que los niños los mojen con la yema de huevo. De una de las porciones les dejamos hacer, con nuestra ayuda, unas bolitas que rebozaremos con los piñones. Los pintamos con huevo batido. Con la segunda porción hacemos montañitas y las rebozamos con el coco rallado. Lo ponemos todo en una bandeja de horno (con un poco de harina en la base para que no se pegue) y lo metemos dentro unos 5 minutos a 200ºC hasta que queden tostados.
Con la tercera porción volvemos a hacer bolitas que esconderán una avellana, las bañaremos previamente con chocolate fundido y las dejaremos enfriar sobre un papel de horno.
Es importante que no seamos estrictos con las formas ni los resultados, ni si los niños ensucian la cocina o no. Dejamos que disfruten y hagan formas distintas con la masa, ¡que sean creativos! De esta manera, empezaran a disfrutar de la cocina y, nunca se sabe, ¡quizás tengáis una futura estrella Michelin en casa!