Mucha gente desconoce que no conviene echar por el desagüe el aceite de cocina usado, sino que hay que almacenarlo hasta que podamos depositarlo en un punto de reciclaje habilitado. El aceite que llega al alcantarillado público no solo puede atascar las cañerías al mezclarse con los jabones, sino que acaba impregnando las estructuras y obliga a efectuar costosas limpiezas periódicas.
Por si fuera poco, los restos de aceite que quedan en la tubería cercana al fregadero pueden servir de alimento a cucarachas y otros insectos. Si además tenemos en cuenta que 1 litro de aceite usado puede llegar a contaminar hasta 10.000 litros de agua, el desastre está servido. Así que reciclar el aceite con responsabilidad es de la mayor importancia.
Pero ¿qué debemos hacer con él?
En primer lugar, no olvidemos que el aceite de cocina puede reutilizarse si se hace con sentido común; por ejemplo, un aceite de freír puede servir para engrasar moldes de repostería. Cuando ya demos su vida por finalizada, debemos almacenarlo en un recipiente de plástico y llevarlo al punto de reciclaje más cercano, en cuyo caso terminará convertido, con toda probabilidad, en biocombustible.
Cada pequeño gesto cuenta a la hora de preservar la salud del planeta.