Hojiblanca, arbequina, picual… No utilizaremos el mismo tipo de aceite si vamos a cocinar un gazpacho o una ensalada, preparar unas verduras hervidas o meter un pescado en el horno, elaborar un risotto o una bechamel. Aunque a menudo solemos utilizar el mismo, o como mucho distinguir entre oliva y girasol, es cierto que cada plato funciona mejor con una variedad concreta. Aquí van algunas ideas:
Mayonesa. La variedad arbequina es la más suave de todas, con notas de almendra y una suave dulzor final. Por este motivo es ideal para elaborar aliolis, mayonesas y salsas en general, ya que no eclipsará el sabor de los ingredientes y aportará una textura melosa y apetecible con un punto dulce.
Pan con tomate y aceite. Tanto si queremos preparar el típico pantumaca como si simplemente disponemos de un pan de calidad y queremos comerlo sin nada más que un chorro de aceite (un desayuno completo y saludable, perfecto para iniciar el día), una buena idea es utilizar la variedad más intensa de todas, la picual. Es la preferida de los muy aceiteros: una explosión de sabor y una auténtica delicatessen para los más sibaritas.
Gazpacho y salmorejo. La variedad hojiblanca sienta a estas sopas frías como anillo al dedo, ya que de todas las variedades es la más afrutada, con notas de manzana y plátano ideales para complementar los ingredientes del gazpacho.
Postres. Ya sea en la repostería casera que incorpora aceite en su receta o en otros postres como ensalada de frutas, incluso en los smoothies con aceite de oliva, sin duda la variedad arbequina, de discreto sabor y probablemente la más versátil de todas, es la más adecuada.
Croquetas. Y cualquier otra fritura, ya sean patatas, calamares o rebozados en general. El mejor aceite para freír es el de la variedad picual, ya que tiene cuerpo y es altamente resistente a las altas temperaturas.
Arroces y risottos. Su fuerte personalidad y sus notas amargas y picantes hacen del aceite elaborado con picual el compañero ideal de arroces, risottos y otros platos con fundamento.
Ensaladas. A no ser que elaboremos ensaladas más complejas con ingredientes como el foie, los ahumados y otros productos de potente sabor, es conveniente tener siempre en casa una botella de aceite de la variedad arbequina. Casa a la perfección con cualquier ensalada, tanto si es de vegetales como de arroz, pasta, quinoa o legumbres. Si la ensalada incorpora algún pescado crudo (los populares poke, tan de moda), la arbequina también debe ser la variedad elegida. Las ensaladas clásicas con base de brotes o lechuga también pueden llevarse bien con la hojiblanca, un valor seguro y un tipo de aceite elegante y completo.